Para suplir las clases presenciales y no interrumpir el aprendizaje de sus 198 estudiantes, la Escuela Jerónimo Godoy Villanueva en Pisco Elqui, comuna de Paihuano, diseñó una modalidad de clases a distancia que involucra a todas las asignaturas y además combina, desde educación inicial hasta octavo, el uso de material impreso y redes sociales. Las principales actividades que han realizado son grabaciones de cápsulas, que posteriormente son compartidas en las plataformas del establecimiento —Facebook, Instagram y YouTube— según las necesidades de su comunidad. Los equipos han podido llegar a casi la totalidad del alumnado con actividades lúdicas y fáciles de realizar desde los hogares.
Claudia González, profesora de inglés, advierte que para las y los jerónimos la crisis sanitaria ha significado un gran desafío en términos socioemocionales y afirma que, por lo inesperado, la comunidad no parecía preparada para enfrentarlo. “Realmente ha sido difícil y con un costo emocional muy alto”, dice.
“Jamás nos imaginamos que la pandemia iba a resultar tan conflictiva para nosotros”, comenta Adriana Salazar, apoderada de octavo básico. “Este es nuestro último año, Martín ingresará a la enseñanza media y hemos visto cómo los afectos con quienes ha recorrido este camino se han visto interrumpidos. Si bien la preocupación de la escuela por mantenernos conectados ha sido enorme, inevitablemente hay cosas que se pierden: el trato con profesores, compañeros y la convivencia escolar”, explica.
“Afortunadamente, contamos con un equipo de trabajo articulado y con gran vocación colaborativa”, dice la directora Dorys Torres. Detalla que el equipo es reducido pero que su compromiso es enorme, e inmediatamente el establecimiento activó el protocolo frente a la pandemia que compartió el Mineduc y lo dio a conocer a la comunidad educativa a través de sus distintos canales de información.
La directora agrega: “Como sería una cuarentena preventiva que iba a durar dos semanas, nos organizamos en función del trabajo con guías impresas”. De esa forma, dice, semanalmente se preparaba el material y las y los apoderados se acercaban hasta la escuela para retirarlo.
Se consultó a la comunidad respecto a la conectividad a internet y el acceso a algún dispositivo en los hogares, como un primer acercamiento a la profundización de un modelo de enseñanza online. De esa consulta se obtuvo que 73 estudiantes no contaban con computador o conexión a internet, considerando además que en un número importante de hogares se debía compartir su uso.
Durante esa primera etapa se comenzó a diseñar la estrategia que, por un lado, debía adaptar los objetivos de las asignaturas en función de lenguaje y matemáticas, las asignaturas basales, e incorporar el uso de distintas redes sociales, diversificándolas a partir de las necesidades e intereses de la comunidad.
“Luego de los primeros casos en la comuna”, advierte Dorys Torres, “dejamos de entregar las guías de manera física. Desde ese momento todo comenzó a ser de forma digital, ajustándonos en conjunto a las materias centrales, con lo que buscábamos no abrumar a nuestros estudiantes y apoderados”.
En este período, a Martín le ha costado acostumbrarse a realizar sus actividades académicas desde el hogar. “Prefiero mil veces hacer las tareas en la escuela. Los primeros días lo que más me costó, junto con perder el contacto con mi curso, fue no poder solucionar inmediatamente mis dudas”, explica.
“Fue necesario un cambio en la organización. El trabajo pasó a ser una agenda colaborativa, donde en conjunto escogemos un Objetivo de Aprendizaje, ya sea de lenguaje o matemáticas, y las demás asignaturas ajustamos nuestras actividades a estos aprendizajes más transversales”, detalla la docente de inglés. Y añade: “En abril, luego del receso, más que producir material impreso, comenzamos a invertir toda nuestra energía en darle forma a esta nueva modalidad de aprendizaje para estar más cerca de nuestros estudiantes”.
“Nuestra escuela siempre tuvo una página de Facebook, pero por problemas de conectividad no se privilegiaba ese canal de información. Sin embargo, en el programa de Integración y en las distintas reuniones que sostuvimos, acordamos que durante la crisis debíamos potenciar esa herramienta para llegar a la mayor cantidad de estudiantes posible”, explica Yessica Jiménez.
Y fue desde los mismos estudiantes, narra la coordinadora PIE, que surgió la idea de, además de Facebook, incluir la creación de una cuenta de Instagram, la red social más popular entre las y los alumnos de entre quinto y octavo. “Nuestros estudiantes, sobre todo aquellos que no necesitan un acompañamiento exclusivo en su proceso educativo, nos hicieron saber que no ocupan Facebook. Nos sugirieron la creación de una cuenta de Instagram y el consejo decidió incluirla”, detalla Yessica
Jiménez.
Este antecedente también lo confirmó el educador diferencial Diego Araya, profesor de integración con vastos conocimientos tecnológicos, quien se ha encargado de administrar las redes. “Por recomendación de Diego, trasvasijamos la mayor parte de Facebook a Instagram para poder conectar con nuestros estudiantes más grandes. Fue así como comenzamos con las cápsulas, en las que siempre hemos tenido el cuidado de planificar muy bien el objetivo que deseamos lograr, para que sea digerible y llamativo para las y los estudiantes”, dice la docente Claudia González.
“Con los videos en Instagram”, advierte Martín, “ha sido más fácil entender algunos conceptos que al inicio no podía solucionar con las guías”.
Pero la otra pregunta surgió de inmediato al interior de la escuela: ¿Qué opciones había para quienes sí debían tener un mayor acompañamiento? “La creación de nuestro canal de YouTube nace a partir de la necesidad de estar más cerca y conectar con nuestros niños más pequeños”, dice Dorys Torres.
“Las y los profesores de NT1 fueron los primeros que editaron videos para el canal de YouTube. Para los más pequeños resultaba complicado desarrollar el material impreso, porque muchas veces los padres no podían invertir todo el tiempo que necesitaban para apoyar a sus hijos”, agrega la directora.
“El canal de YouTube ha dado excelentes resultados”, dice Claudia González. “Nos ha conectado con los más pequeños y nos ha dado la versatilidad para que los padres puedan acercarse al canal cuando el tiempo, el acceso a internet o la disponibilidad de los equipos se los permitan. Y pese a que la retroalimentación con nuestra comunidad es un aspecto que debemos mejorar, nuestras estrategias y el trabajo en conjunto ha resultado de gran ayuda y hemos podido acercarnos como bloque de manera mucho más sólida a nuestra comunidad”.
Esta iniciativa es parte del documento “Comunidades educativas: 6 relatos de innovación en tiempos de pandemia” que puedes descargar completo en este link https://bit.ly/2DGXlJ6