Esta iniciativa es una práctica pedagógica que acerca a los estudiantes a su cultura y brinda la oportunidad de repensar las clases a distancia.
El pasado 31 de mayo Puerto Natales cumplió 109 años y para la Escuela Santiago Bueras y sus cerca de 330 estudiantes se ha convertido en una tradición planificar desde un mes antes las actividades para celebrar el aniversario de su ciudad. Por la crisis sanitaria y el cierre de sus aulas, en la escuela sabían que este año se enfrentaban a un desafío mayor: reinventarse y crear una propuesta transversal que pudiera realizarse en el hogar y que involucrara a las asignaturas en torno a un tema en común.
Con el fin de unificar objetivos y como un primer acercamiento a un Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), se implementó Natales desde mi ventana, una práctica pedagógica que acerca a los estudiantes a su cultura y brinda la oportunidad de repensar las clases a distancia.
“Estábamos poniendo en marcha lo que teníamos planificado y de pronto nos vimos en esta situación”, cuenta Eloísa Morales, directora del establecimiento. “Ha sido complicado no solo armar una escuela virtual, sino también motivar a los niños para que se incorporen a las clases, sobre todo porque hemos debido trabajar mucho en la contención con los estudiantes, apoderados y también los colegas”.
La jefa de UTP Pamela Asencio comenta que, pese a que sienten que han podido avanzar y asumir de buena forma el contexto de crisis, no ha sido fácil esta nueva manera de estar en contacto con las y los estudiantes: “La escuela se ha encargado de impulsar acciones para estar más conectados, pero Puerto Natales es una ciudad familiar, en la que cuesta estar encerrados”. Y agrega: “Nuestros estudiantes también son parte de nuestra familia y no poder estar con ellos todos los días, abrazarlos, y tener que conformarse con verlos a través del computador, ha sido muy complejo”.
“En febrero mis hijos estaban muy emocionados porque iban a comenzar las clases”, narra María Cecilia Poblete, apoderada de Agustina que cursa primero básico. “Le hacían una X al calendario para ver cuántos días les faltaba para volver. ¡Y después de una semana se nos vino el mundo abajo cuando nos enteramos de que las clases debían suspenderse!”.
“Estábamos en plena elaboración de planificaciones, se acercaba la fecha para entregarlas, cuando esto comenzó y tuvimos que comenzar prácticamente todo de nuevo”, relata José Legue, docente de inglés.
Pablo Torres, también docente de inglés, detalla que apenas supieron que debían implementar un nuevo modelo de enseñanza, todo indicaba que había que buscar la forma de reinventarse: “Comprendíamos que con este contexto lo principal era ver cómo llegábamos a las y los estudiantes y fortalecer el trabajo en equipo para unir ideas, estrategias y mantener la comunicación. Pero también sabíamos que era igual de importante no saturar a los niños con información por el tema emocional”.
A Agustina le provocó gran impacto saber que no podía ir a la escuela: “A mí me encanta el colegio y pensé que nunca más íbamos a volver. Ahí hacemos muchas cosas divertidas y también están mis amigos. La cuarentena me pone triste porque solo puedo verlos en el computador”.
Rápidamente, durante la primera parte de la crisis, la escuela optó por distribuir guías por intermedio de las y los apoderados a través de correos electrónicos y WhatsApp, mientras que en paralelo ensayaban con Zoom para reuniones en línea, cuya limitante era que podían usar el programa solo por 45 minutos para las clases virtuales. “Había que tener una modalidad en la que pudiéramos estar conectados más tiempo”, explica Eloísa Morales. En tanto, el profesor José Legue sobre esas primeras semanas apunta: “Zoom nos permitía hacer cosas precisas, muy cortitas, en la que la interacción no podía durar mucho. Teníamos que enfocarnos en la emoción y el tiempo no alcanzaba para cubrir otros contenidos”.
Cuando en abril se produjo el receso de dos semanas por vacaciones, la escuela decidió profundizar en Classroom por recomendación del Ministerio de Educación e incorporarla a su modalidad, principalmente, porque les permitía con Meet una retroalimentación directa con las y los estudiantes durante mayor tiempo. “Se conformaron los grupos de trabajo en la escuela y nos comenzamos a capacitar”, cuenta Pamela Asencio. “El principal objetivo era llegar a los estudiantes con clases donde pudieran verse y dialogar en el momento, pero también hacer actividades en las que preguntaran ahí mismo qué dudas tenían y avanzar en los objetivos de aprendizaje junto a las y los profesores”.
“En tres días armamos la plataforma”, narra Eloísa Morales, “hicimos 330 correos, incluimos los de los profesores, conformamos las aulas virtuales y aprendimos muchas cosas en el camino, de tal manera que a la vuelta del receso no tuvimos mayores dificultades ni confusiones en la coordinación del trabajo”.
Otra recomendación del Ministerio de Educación, a través de la Agencia de Calidad de la Educación, fue unificar en un proyecto a nivel de escuela los objetivos de las distintas asignaturas en función de lenguaje, matemáticas, historia y ciencias. Fue de esa forma que la cercanía de la fecha del aniversario de la ciudad se convirtió en una motivación para poner a prueba el trabajo colaborativo en tiempos de crisis y crear una estrategia que estuviera a la altura del desafío.
“Natales desde mi ventana fue nuestro primer acercamiento a un ABP (Aprendizaje Basado en Proyectos, modelo que permite a los estudiantes involucrarse y ser protagonistas de su propio aprendizaje). Hoy tenemos un 80% de conexión y estamos trabajando en la implementación de un nuevo proyecto”, detalla Eloísa Morales.
Hasta ese momento, explica el profesor Pablo Torres, para conmemorar el aniversario de la ciudad los cursos realizaban sus actividades de forma aislada y luego se efectuaba una exposición donde se exhibían los trabajos. “Este contexto nos llevó a replantearnos eso y ver de qué forma podíamos implementar esta actividad en conjunto, unificando los objetivos y el trabajo entre los profesores, pero desde la casa y en forma colaborativa”.
“Se llamó Natales desde mi ventana porque era desde el espacio donde nuestros niños y niñas podían contemplar su ciudad”, apunta Pamela Asencio.
Considerando esta idea, los docentes de inglés implementaron para su asignatura Natales on the Rocks, una actividad donde las y los estudiantes pintaron sobre una piedra su lugar más significativo de la ciudad y grabaron una cápsula en inglés exponiendo su trabajo. “A los natalinos nos llaman tirapiedras por un evento deportivo de hace muchos años y ese fue el origen de la actividad que implementamos con el profesor Pablo”, detalla José Legue.
“Nos encontramos con niñas y niños muy talentosos en pintura y dibujo, pero también nos sorprendió el desplante en los videos, estudiantes que no tienen miedo a expresarse en inglés, ni miedo a la cámara, y ahí vuelvo a recalcar el apoyo de las y los apoderados”, complementa Pablo Torres.
Esta iniciativa es parte del documento “Comunidades educativas: 6 relatos de innovación en tiempos de pandemia” que puedes descargar completo en este link https://bit.ly/2DGXlJ6