Escuela María Isabel Peralta: Recursos tecnológicos para la comunidad

14-09-2020

La Escuela María Isabel Peralta es un establecimiento multigrado que tiene una matrícula de 11 estudiantes. Se encuentra ubicado en Cochiguaz, una localidad rural de la comuna de Paihuano, en el Valle de Elqui, donde internet o el acceso a dispositivos tecnológicos muchas veces no es una prioridad o algo muy accesible para la cotidianeidad de sus habitantes. Y en vista de las dificultades para continuar con el proceso educativo de sus estudiantes producto de la pandemia, la escuela decidió coordinar la entrega y la instalación de los equipos del establecimiento con distintos softwares, actividades, juegos y videos, con el objetivo de que las seis familias que componen su comunidad pudieran continuar apoyando el aprendizaje de sus niñas y niños.

“Acá en la ruralidad”, dice el director Víctor Fuenzalida, “sin dejar en ningún momento de lado los aprendizajes, pusimos el foco principalmente en la contención emocional de nuestros estudiantes porque sabíamos que esto iba a ser algo difícil”.

Advierte que la situación de la Escuela María Isabel Peralta es singular no solo por el número de sus estudiantes, sino porque no cuenta con una organización interna como el resto de los establecimientos: “Yo soy el profesor, el director y soy el encargado de convivencia escolar. Tenemos la ventaja de que por ser un microcentro contamos con algunos profesores volante, como es el caso del profesor de educación física, el de jazz y el de inglés”, detalla.

Alejandro Fuenzalida es el docente de inglés y, desde el punto de vista profesional, cuenta que este proceso ha sido extremadamente desafiante: “Este período también nos ha permitido investigar y buscar herramientas accesibles para nuestros estudiantes. En Paihuano tenemos realidades súper diversas, donde hay chicos y chicas con situaciones en las que se puede implementar una modalidad online, pero hay otros casos de niños que viven en lugares apartados, donde la conectividad es súper baja, y el desafío ha estado justamente en no interrumpir y diversificar el proceso educativo de esas realidades”.

Diego Berenguer es apoderado de Pakal, que cursa tercero básico en la escuela, y señala que la gran ventaja de vivir en un lugar apartado en cuarentena es que ha significado no sentir los efectos del confinamiento, sin embargo, el distanciamiento social para su familia no ha sido un tema fácil: “Nosotros podemos estar todo el día con ellos y emocionalmente se encuentran bien. Acá en el Valle de Elqui el encierro no se nota tanto como, me imagino, puede ser en un departamento. Tenemos la posibilidad de ocupar nuestro patio e incluso ir al río, pero los más pequeños echan de menos un montón encontrarse con sus amigos”.

Víctor Fuenzalida explica que al inicio pensaron que el confinamiento y el cierre de la escuela sería algo breve. Fue con esa idea que el equipo comenzó a preparar y entregar el material para sus estudiantes bajo la modalidad de guías de trabajo. “De pronto esto se empieza a alargar más de lo esperado y, en paralelo, comenzamos a coordinar reuniones con todos los encargados de escuela y con el DAEM para analizar qué medidas podíamos tomar”, narra el director.

El docente Alejandro Fuenzalida dice que la suspensión de las clases presenciales fue abrupta para la escuela, sobre todo por los cambios que había que implementar y considerando que el equipo ya había echado a andar la planificación anual. “Nos tuvimos que ir armando de a poco. El Mineduc nos exigió que el foco estuviera puesto en las asignaturas centrales, y para el caso del inglés había que adecuar su enseñanza en esa dirección, lo que provocó en un inicio, por un tema de priorización curricular, que no tuviera respuesta inmediata respecto a los materiales que les enviaba a mis estudiantes”.

A raíz de los lineamientos y las reuniones con el jefe DAEM Vicente Olguín, se genera un plan de apoyo que es impulsado por el Mineduc, a través de una serie de materiales, herramientas y opciones de plataformas virtuales que cada microcentro podía adaptar según su contexto.

“El Mineduc comienza a distribuir material de forma online”, detalla Víctor Fuenzalida, “y obviamente ese material requiere que el estudiante cuente con un computador. Si bien nuestra comunidad puede acceder a internet, muchos no cuentan con el equipo o los planes telefónicos adecuados y solo pueden navegar a través del único teléfono prepago que tiene la familia. Sin ir más lejos, nuestra escuela tiene el caso de un hogar que debe generar electricidad con un motor, entonces cargar el teléfono pasa a ser una necesidad de otro orden o solo lo encienden en un horario específico”.

Durante el receso de vacaciones en abril, y frente la incertidumbre de no conocer la fecha de retorno, el establecimiento tuvo que idear una estrategia que les permitiera apoyar el proceso de aprendizaje de sus estudiantes. “Como la escuela había recibido cuatro nuevos computadores y el DAEM había especificado que todo el material del establecimiento podíamos ponerlo a disposición de nuestros estudiantes, pedí la autorización de cargar el material en los nuevos equipos y en dos antiguos y coordinar la instalación en los hogares”, narra Víctor Fuenzalida.

En esos equipos, el establecimiento se encargó de cargar videos con tips, guías de trabajo, apoyo emocional con actividades de las profesionales del equipo psicosocial y cápsulas educativas y guías del área del taller de inglés.

“Logré habilitar una cuenta de Instagram, cuyo objetivo fue incluir videos explicativos para los estudiantes y apoderados”, cuenta Alejandro Fuenzalida. “La idea de presentar el taller en este formato está enfocada en el trabajo oral y conceptos asociados a la primera unidad de primero básico, el cuerpo humano y los animales, con actividades lúdicas, como por ejemplo que los niños puedan grabarse mostrando y describiendo a sus mascotas”.

“En la actualidad estamos diseñando otro tipo de cápsulas para enviar no solo contenido, sino también otro tipo de actividades que, a través de canciones y juegos, puedan relajar a los estudiantes”, detalla el docente.

“Hemos podido ser un apoyo para que nuestros hijos no interrumpan su aprendizaje, pero como para todos ha sido un tema complejo de abordar”, señala Diego Berenguer, “porque pese a que nos hemos preocupado de habilitar un espacio exclusivo para el estudio y la instalación del computador les ha facilitado un montón la rutina a los más pequeños, echan de menos no poder realizar sus actividades en la escuela, les falta el contacto con sus pares”.

Esta iniciativa es parte del documento “Comunidades educativas: 6 relatos de innovación en tiempos de pandemia” que puedes descargar completo en este link https://bit.ly/2DGXlJ6