Escuela Libertador Bernardo O’Higgins: Una aproximación a Classroom

10-08-2020

La Escuela Libertador Bernardo O’Higgins es el establecimiento básico más grande de Puerto Natales y tiene 600 estudiantes. El cese de las clases presenciales generó gran confusión en sus equipos directivos y docentes, que inmediatamente comenzaron a buscar diferentes alternativas tecnológicas para hacer frente al desafío de la enseñanza remota. Consideraron dos requisitos: que las y los niños pudieran acceder de manera sencilla y que les permitiera mantener una comunicación constante. Decidieron utilizar Classroom, una plataforma gratuita para cualquiera que tenga una cuenta de Google y la que durante este período ha facilitado la comunicación de la escuela, crear clases y distribuir tareas de manera organizada.

Liliana Cárcamo, directora del establecimiento, advierte que en lo emocional este ha sido un momento difícil que ha desgastado a la comunidad. “El hecho de ser una escuela que siempre ha sido muy afectuosa, de mucho apego, de mucho abrazo, saludarnos todos con un beso en la mañana, ahora con el distanciamiento social nos está pasando la cuenta”, relata. “De a poco hemos realizado capacitaciones con terapias de autoayuda para los funcionarios y tratado de entrevistarnos con los niños que han estado deprimidos, porque es nuestra responsabilidad prestar ayuda si hay un niño o niña que de forma reiterada está manifestando angustia, pena o tristeza, y derivarlo a convivencia escolar”.

Para las familias de la comunidad tampoco ha sido fácil lidiar con el confinamiento, pero aun así han podido continuar con el proceso educativo de sus hijos. “Nunca nos imaginamos que iba a suceder algo así”, dice Claudia Vargas, apoderada de Aynara que cursa kínder en la escuela. “Te descoloca, porque debes empezar de cero y tener otra disposición al cambio. Al principio estábamos reticentes porque pensábamos que íbamos a volver pronto, pero después de dos semanas, un mes, bueno, nos dimos cuenta de que había que adaptarse”.

La apoderada cuenta que lo más difícil en la dinámica familiar ha sido concentrar todo en el hogar: “El trabajo en la casa, la maternidad en la casa, los gustos, los hobbies, todo en la casa. Porque, aunque es cierto que Aynara tiene un horario de clases, es difícil organizarse, ya sea por el trabajo de cada uno o por las cosas cotidianas de las que hay que ocuparse, sobre todo con los más pequeños que necesitan mayor acompañamiento”.

El equipo docente, en tanto, también ha resentido las consecuencias de la pandemia. Por un lado, han debido continuar con su cotidianidad, ser un apoyo para sus familias, pero también contener a las y los estudiantes y apoderados. “Ha sido complicado, porque muchas veces mi hijo de dos años no entiende por qué su mamá pasa tantas horas frente al computador”, cuenta Marisol Almonacid, profesora de inglés.

“Las y los profesores hemos dejado un poco de lado nuestra vida personal, aunque ha sido muy reconfortante ser parte del trabajo colaborativo y sentir el apoyo del equipo directivo, que se ha preocupado de facilitarnos las herramientas”.

El viernes 13 de marzo, antes que se anunciara oficialmente la suspensión de clases, los equipos directivos y docentes de la escuela se reunieron porque sabían que era muy probable que tuvieran que iniciar una nueva modalidad de enseñanza. “Comprendíamos la importancia de nuestra responsabilidad profesional y debíamos avanzar”, dice Liliana Cárcamo. “Días atrás había recibido desde el Ministerio de Educación un oficio donde informaban de ciertas plataformas que podíamos usar”.

La directora, además, señala que la escuela tiene la costumbre de registrar y llevar una bitácora sobre los gustos y pasatiempos de las y los docentes y funcionarios. De esta forma, se logró formar un equipo con intereses en común y aventajado en temas tecnológicos, el que recibió el nombre de Computines, y se encargó en dos días de estudiar en profundidad las opciones de las plataformas y, posteriormente, se dedicaría a capacitar a los equipos.

“El 15 de marzo ya estábamos capacitándonos con la versión gratuita de Classroom”, narra Marisol Almonacid. “En paralelo, los primeros quince días preparamos material y guías y las distribuimos a los apoderados a través de WhatsApp”. La docente advierte que durante ese período también comenzaron a hacer encuestas para conocer si en los hogares contaban con lo necesario para iniciar la implementación de la plataforma y, posteriormente, cuando se adelantaron las vacaciones de invierno, esas semanas los equipos se centraron en dominar las funciones de la herramienta.

“Lo que pretendíamos era llegar a la mayoría”, cuenta, “y a quienes no tenían acceso les hicimos llegar el material impreso. Y si bien, por una parte, era esencial no abrumarlos con información, también sabíamos que era muy importante que continuaran su proceso educativo y el ritmo escolar, para que no perdieran la conexión con sus compañeros y compañeras”.

Así también lo confirma Aynara de cinco años que, durante este período, cuenta, no ha dejado de pintar y dibujar, pero que no lo pasa muy bien cuando está demasiado tiempo frente al computador: “Lo que menos me ha gustado de la pandemia es no poder jugar con mis amigas. Echo mucho de menos a la Blanca, a la Amanda y a la Ignacia”.

Liliana Cárcamo advierte que con Classroom la escuela comenzó llegando a un 83% de las y los niños, y en la actualidad esa cifra está por sobre el 90%: solo quince estudiantes reciben el material impreso. “Para nosotros era importantísimo captar a la mayor parte de nuestros estudiantes”, relata.

“Uno de los objetivos centrales que se propuso el establecimiento con las clases a distancia fue hacerles sentir a nuestros niños que la vida no se detenía en 2020. Hemos intentado crear una escuela virtual donde puedan acceder al gimnasio, a la biblioteca, a la sala de profesores, es decir, brindarles lo mejor de nuestros recursos”.

La apoderada Claudia Vargas señala que, si bien requirió tiempo adaptarse a Classroom, la plataforma le ha resultado amigable y las capacitaciones que realizó el colegio fueron de gran utilidad. “Particularmente, la forma como ha trabajado la profe de inglés ha sido muy didáctica al incorporar cápsulas, donde, además de las actividades, graba su voz y canciones. Me ha llamado la atención cómo realiza ese material y las pausas que genera, porque he podido ver cómo Aynara desarrolla las rutinas y las estrategias como si estuviera en la sala de clases”.

“Classroom es una escuela virtual completamente”, detalla Marisol Almonacid, “donde encuentras todos los estamentos que existen en el espacio físico. También tenemos la posibilidad de utilizar Meet, con lo que, junto a otras herramientas que posee la plataforma, hemos podido generar una retroalimentación inmediata con los niños, además de la transmisión de videos, en los que hemos incorporado elementos de We Learn, como las canciones y las rutinas que ellos y ellas ya conocen”.

Esta iniciativa es parte del documento “Comunidades educativas: 6 relatos de innovación en tiempos de pandemia” que puedes descargar completo en este link https://bit.ly/2DGXlJ6